
Cuando alguien hable de película morosa, ésta puede ser un buen ejemplo. Apenas es una narración, más bien parece el boceto de un guión, la cámara evita cualquier violencia y el suspense se deja para dos situaciones contadas. Es curioso que los papeles de los dos actores principales -Ewan McGregor y Colin Farrell (este tiene un vídeo porno por internet, buscádlo) - parecen intercambiados, como que pegarían más del revés.
La narración versa sobre dos hermanos, uno jugador y otro con afán de aparentar ser de una clase a la que no pertenece, se meten en un lío de dinero. Piden ayuda a su tío y éste les ofrece su ayuda a cambio de que liquiden a un compañero de trabajo que tiene intención de informar a la policía de unos negocios que pueden llevarle a la cárcel. A partir de aquí, narración de tragedia griega. Pero fallida.
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